Hombre acusado de grabar en secreto a una mujer en una tienda en Daytona Beach

Una mujer que se estaba probando un par de pantalones cortos en Tanger Outlets en Daytona Beach se miró en el espejo y notó que alguien sostenía la cámara de un teléfono inteligente sobre la puerta de su camerino, según una declaración jurada.

Ese descubrimiento llevó al arresto de Luke Holland Pinkard, de 26 años, de Adairsville, Georgia, al norte de Atlanta.

Pinkard fue acusado formalmente el jueves de videovoyeurismo por un acusado de 19 años o más, un delito grave de tercer grado punible con hasta cinco años de prisión.

Pinkard ya enfrentaba cargos en el condado de Gordon, Georgia, por usar/instalar a sabiendas un dispositivo para observar, grabar debajo o a través de la ropa de un individuo y un cargo de abuso de menores.

El incidente de Daytona Beach tuvo lugar el 27 de junio en la tienda Levi's Outlet en 1100 Cornerstone Blvd.

La mujer le dijo a la policía que se había probado unos cinco pares de jeans, según una declaración jurada. Mientras se probaba un par de pantalones cortos, notó las tres lentes en el teléfono inteligente sobre la puerta del vestidor.

Se cubrió con su vestido, salió del camerino e inmediatamente notó a un hombre “acechando dentro y fuera del camerino” unas tres puertas más abajo, según la declaración jurada.

Le preguntó al hombre, más tarde identificado como Pinkard, si había puesto su teléfono en su camerino, lo que él negó.

Luego dijo: "Te vi poner tu teléfono encima de mi camerino".

Pinkard luego dijo: "Lo siento, los eliminaré", según la declaración jurada.

Pinkard borró varios videos antes de arrebatarle el teléfono de las manos y notar otra miniatura de video no eliminada de unos 90 segundos de duración.

La mujer se acercó a la caja registradora y alertó a los empleados.

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Pinkard siguió diciendo: “Lo siento, lo borraré todo. Destrozaré el teléfono. Por favor, tenga piedad, lo siento”, decía la declaración jurada.

Mientras un oficial de policía estaba cerca, Pinkard le dijo a su esposa “Lo siento” y “Saldremos de esto”. Eso fue una idiotez”.

Pinkard estaba llorando y le preguntó a un policía cuál era su fianza incluso antes de ser arrestado.

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Pinkard también sacó algunas pertenencias de su bolsillo y se las entregó a su esposa.

Pinkard también murmuró para sí mismo "esto apesta" mientras se frotaba la cara y se golpeaba la frente, según la declaración jurada.

Fue liberado de la cárcel ese mismo día con una fianza de 5.000 dólares.